miércoles, 13 de julio de 2016

Moscú 1/3

Moscú es una ciudad enorme, con más de 12 millones de habitantes, rodeada de autopistas y  atravesada por multitud de vías rápidas de coches de muchos carriles que sólo se pueden cruzar por pasos subterráneos. Con muchas zonas en obras da la impresión que es una ciudad donde siempre hay ruido.

Hotel Leningradskaya. Una de las siete hermanas de Stalin

Nuestro primer día en la capital ha sido un poco caótico, los rusos tienen demasiadas normas para cualquier cosa y por tanto es imposible cumplirlas todas a la vez y acaban no teniendo sentido.

La primera dificultad ha sido encontrar como entrar al metro, el edificio de planta cuadrada donde estaba el símbolo M, tenía puertas en sus cuatro lados todas de salida. Finalmente hemos descubierto que un poco más allá de la calle había una rampa que se dirigía hacia un pasillo subterráneo donde estaba la entrada.

Estación de metro de Komsomólskaya

En el metro, igual que en el resto del país, todos los carteles indicadores están solo  en ruso, así que es muy útil tener a alguien, Edgar en nuestro caso, que sepa leer ruso para poder elegir rápidamente hacia que pasillo y andén dirigirse, y saber si la parada a la que llegas es la tuya.

Las vías son muy profundas, las escaleras eléctricas bajan muchísimo. Los metros van siempre a rebosar aunque pasan prácticamente cada minuto. Así que no hace falta correr si oyes que llega tu tren, ya que si lo pierdes casi inmediatamente llega el próximo.

Hemos ido hasta la Plaza Roja con intención de visitar los principales monumentos del centro de la ciudad. Hemos bajado en la estación de Okhotny Riad, que hace correspondencia con Ploshchad Revolyutsii y con Teatralnaya, con el Bolshoi muy cercano.

Teatro Bolshoi

Lo primero que hemos hecho es cola para entrar al mausoleo de Lenin, la verdad es que ver a Lenin muerto (si es que todavía es su cuerpo y no una figura de cera) no tiene demasiada gracia, pero el ambiente que se respira en la pirámide es peculiar. Más de una docena de militares colocados estratégicamente en todas los recodos del recorrido que no te dejan pararte y te vigilan constantemente. A la salida hay un pasillo al aire libre con las tumbas de otros dirigentes rusos importantes.

Parece que Lenin es el personaje histórico más famoso del país, su mausoleo se encuentra en plena plaza roja y  en todas las ciudades que hemos visitado hay estatuas suyas.

Kremlin y mausoleo de Lenin

La Plaza Roja es verdaderamente grande, y además como es peatonal la sensación de estar en un lugar muy espacioso es aún mayor.

Catedral de Kazan

Museo de historia estatal. Plaza Roja

GUM

Hemos contemplado por fuera la catedral de San Basilio, quizás la imagen más emblemática del país, sus cúpulas coloreadas y esa aparente falta de orden en la que se encuentran le confiere un aire de cuento de hadas. Delante de ella está la estatua del carnicero y el príncipe que dirigieron las tropas que expulsaron a los polacos en 1612. También, junto a la catedral hemos visto el Sitio de las calaveras, un pedestal usado para las ejecuciones públicas.

Catedral de San Basilio


Catedral de San Basilio


Gum

Fuentes en los jardines de Alejandro

Después nos hemos dirigido al Kremlim, hemos visto un solemne cambio de guardia delante de la llama en el monumento al soldado desconocido, dedicado a los soldados fallecidos en la guerra.

Comprar las entradas ha sido toda una odisea. Por internet no habíamos podido adquirirlas porque la gratuita para Hugo (menor de 16) sólo se puede comprar en el recinto. En las máquinas expendendoras tampoco, porque sólo venden las del recinto y no las del Museo de la Armería, que resulta que hay que adquirirlas en taquilla pero sólo se venden durante 4 periodos de 45 minutos cada día.

Total, que después de hacer una cola enorme, cuando ya nos tocaba, los 45 minutos que iban de 11.30 a 12.15 ya se habían acabado y hasta las 2 no volvían a vender. Totalmente estúpido y subrealista.

Tumba al soldado desconocido


Catedral de San Basilio

Mausoleo de Lenin y el Senado al fondo

Para hacer tiempo nos hemos ido a los almacenes Gum, un centro comercial construido a finales del S. XIX, situado en la Plaza Roja. Con galerias abovedadas y acristaladas y pasillos llenos de flores, alberga principalmente tiendas de marcas de lujo occidentales, así que la mayoría de los visitantes lo único que compran es una helado de 50 rublos en los carritos de la planta baja.

Gum

Catedral de San Basilio

En nuestro segundo intento de comprar la entrada para el Kremlim y la armería hemos tenido más éxito. Los carteles que anuncian en el edificio de taquillas que no se puede entrar con bolsos ni mochilas y que hay que dejarlas en una consigna son otra de las normas que no se cumplen, pues en la entrada los vigilantes te revisan las bolsas y te dejan entrar. La norma que habíamos leido en la guía de que no se podía acceder con pantalón corto tampoco es cierta (vaya calor que hemos pasado todo el día con nuestros pantalones largos).

Dentro de los muros del Kremlim se encuentran varios edificios oficiales del gobierno en uso, como el despacho del presidente, alrededor de la plaza Sobornaya se encuentra la zona que se puede visitar.: Un par de catedrales, una iglesia, un cañón gigante y una campana enorme que nunca se llegó a usar pues se rompió antes de poder colocarla en su emplazamiento. Otra norma sin sentido y que nadie cumple es que en esta plaza no se pueden hacer fotografías.


Edificio del Senado

Cañón del Zar

Catedral de la Asunción

Campana del Zar

Catedral de la Anunciación

La hemos visitado rápidamente pues nuestra hora de entrar en la armería eran las 14.30 y como son tan raros estos rusos no sabíamos si nos iban a dejar entrar al museo si llegábamos más tarde. La intención era volver después con más calma, pero para nuestra sorpresa, al salir de la armería nos han hecho abandonar el recinto del Kremlin, argumentando que nuestra entrada era para el museo y no para el recinto. Es imposible entender  la lógica que aplica esta gente para organizarse.

Algunos de los objetos expuestos en la armería son impresionantes, la parte mala es que la grabación de la audioguía (incluida en el precio de la entrada) es soporífera. Huevos de pascual Fabergé que se regalaban por pascua el zar y la zarina, armas y armaduras regaladas por los embajadores extranjeros a los zares, vestidos de diferentes épocas, piezas de la vajilla del zar, libros encuadernados en oro, plata y piedras preciosas y una asombrosa colección de carruajes destacan entre la colección.

De aquí nos hemos ido caminando hasta Utlisa Arbat, una calle comercial peatonal de un poco más de 1 km, con calles y restaurantes, algunos de ellos de conocidas cadenas occidentales.

Arbat ulitsa

En una calle parela al sur de Arbat encontramos la Casa Museo de Melnikov, icono de la arquitectura rusa de principos del siglo XX.

Casa Melnikov

Al final de la calle, cerca de la estación de metro de Smolenskaya, se llega al Ministerio de Asuntos Exteriores, situado en uno de los 7 rascacielos de estilo neoclásico que hizo construir Stalin en la capital (las siete hermanas de Stalin). Éste, de piedra oscura, parece sacado de una película de Batman.

Ministerio de Asuntos Exteriores.


Mosaico en la estación de metro de Smolenskaya

Para acabar las visitas del día hemos ido a la Universidad Estatal de Moscú, también situada en otro de los rascacielos de Stalin, aunque éste construido en piedra más clara no tiene el aire tétrico del anterior. Es un edificio enorme, imponente, rodeado de jardines y altos árboles. Las fachadas del edificio están ornamentadas con relojes gigantes, barómetros y termómetros así como por estatuas y símbolos soviéticosHasta los años 50 fue el edificio más alto de Europa. No me puedo imaginar a miles de alumnos subiendo y bajando en los ascensores a las horas de cambio de clase. Aunque recientemente se han construido algunas facultades y un gran edificio que alberga la biblioteca, la mayoría de los estudiantes y servicios universitarios siguen concentrados en esta sede central.

Universidad de Moscú

Universidad Estatal de Moscú



Con el viaje en vuelta al apartamento en metro hemos completado el día.


Detalle en la estación de Yaroslavskaya

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