He salido de Maldà sin conocer muy bien el camino. Tenía que llegar a San Martí de Maldà pero fuera de los itinerarios habituales. Por suerte tengo un mapa offline muy completo y que muestra todas las pistas. Primero he pasado por unos bancales con almendros, viñas, olivos y construcciones casi misteriosas. Un poco antes del final de esta meta volante he tenido que girar a la izquierda por una antigua calzada romana, a la que parece que no se le haya hecho ningún mantenimiento desde entonces porque era una trampa de piedras sueltas y agujeros.
San Martí es un pueblo pequeño pero pintoresco, de calles estrechas y una iglesia imponente.
Al salir del pueblo se cruza el canal Segarra Garrigues y se sigue por una zona de cultivo de cereal y olivos, después se va paralelo al cauce seco del Riu Corb y se anima el paso al ver Preixana al fondo.
Allí he descansado un poco tras comprar unos plátanos para recuperar potasio. El pueblo, más grande, mantiene el aire rural en algunas de sus calles.
El camino entre Preixana y Bellpuig es más llevadero porque transcurre junto al canal d'Urgell y el agua, los árboles y la vista de Bellpuig al fondo alegran el espíritu. No es un canal como los de Inglaterra, este no tiene ni pubs ni narrowboats, pero una canal es un canal, ¿no David?
He pasado Bellpuig lo más rápido que he podido porque tanta civilización de golpe me daba repelús. Y he llegado a Castellnou de Seana rápidamente por un camino feísimo al lado de una explotación de áridos, varias granjas y naves llenas de cajas para fruta.
Este tenía que ser mi destino pero como estaba bien de piernas y aún era pronto me he decido a seguir adelante tras un descanso merecido. De nuevo, el camino lo he decido yo con ayuda de mi mapa. Han sido casi tres horas con la única distracción de algunos pájaros en los cables de electricidad y las ganas de llegar. Ya en Linyola, y tras un malentendido con mi casera he acabado caminando 2 km extra antes de encontrarme con ella.
El perfil y el mapa para los más curiosos.
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